Poldy
Bird
1.
Lee los poemas y cartas de Poldy Bird
Seleccionados y luego resuelve:
A-
Extrae al menos tres metáforas de las obras citadas.
B-
Señala al menos un ejemplo de cada recurso: comparación, metonimia,
aliteración, imágenes sensoriales.
C-
¿Cuál es el estado de animo de la autora en las obras citadas? En la carta de
Poldy Bird, describe al destinatario de la misma según las palabras de la
autora.
D.
¿Porqué dice que "es sólo una mujer tonta que escribe cartas de
amor"?
E-
Relaciona la soledad y la presencia constante de la muerte en sus relatos con
la biografía de la autora citada abajo.
Nacida
en Paraná,
provincia
de Entre Ríos, lleva el mismo nombre de su madre. Su padre fue
Enrique Bird Mosconi (sobrino del General Mosconi). Cuando tenía 45 días de edad su
familia se mudó a Buenos
Aires. Quedó huérfana de madre a los 8 años:
Dicen
que mi mamá corrió el tren y que se fue para abajo y golpeó con la
cabeza
en el andén. No sé si murió por el golpe o por el tren. Al día siguiente nos
dijeron: "Mamita se fue al cielo". Y yo me enojé un montón. Dije:
"¿Cómo hace eso si tiene tres hijas que la están esperando?". No la
vi muerta. ¿Querés que te diga? Agradezco. Yo no me la acuerdo a mi mamá
muerta. Después de eso nunca más nadie me arropó, ni... Ni ninguna de todas
esas cosas. Mi mamá también era huérfana: mi abuela había muerto en un accidente
de auto cuando mi mamá tenía 11 años.1
Con
16 años publicó un poema en el diario La Prensa, y otras colaboraciones en
revistas como Maribel o Vosotras. Se casó con Martín Renaud, a quien
había conocido a los 17 años, y a los 20 tuvo su primera hija, Verónica. Allí
comenzó a escribir la obra que la hiciera famosa, su libro Cuentos para
Verónica se editó en 1969,
y se convirtió en un éxito. En 1971
publicó Cuentos para leer sin rímmel. Entre estos dos libros se
vendieron, a los largo de los años y las sucesivas ediciones, aproximadamente
3.600.000 ejemplares.1
En
1975 dejó de trabajar
como directora de la revista Vosotras y se dedicó junto a su marido a la
creación de una editorial. Así nacería Orión, donde se publicaron sus libros y también
otros escritores conocidos como Katherine Mansfield, Arnaldo Rascovsky,
Antonio di
Benedetto y Silvina
Ocampo. En 1977
su marido fallece de un infarto.1
En
1980 el cuento
"Mamá de niebla" fue llevado al cine con el título "Días de
ilusión", dirigida por Fernando Ayala y protagonizada por Andrea del Boca.2
Continúa
escribiendo libros y colaboraciones en varios medios gráficos. En el año 2001 cierra la editorial
debido a la crisis económica. El 25 de octubre de 2008 fallece su hija, Verónica Renaud, de un
ataque cerebral.1 3
Historia de un amor exagerado de
Graciela Montes
Y
empezó (la historia) en día jueves y en la segunda hora, en el preciso momento
en que Santiago Berón, el más petiso,
vio entrar por la puerta del aula de tercer año a Teresita Yoon, la nueva. A
partir del recreo de las diez,Teresita
Yoon, la nueva, también empezaría a llamarse Teresita Yoon, la china,
pero, para decir verdad, era coreana.
Teresita
Yoon, la nueva, era linda. O, por lo menos, linda lo que se dice linda le pareció
a Santiago cuando la vio entrar con el delantal muy blanco y el pelo muy negro
por la puerta del aula.
Tenía mejillas redondas como bizcochos
tostados, ojos largos como hojas de laurel salvaje y una sonrisa tan pero tan
sonrisa [...].
Teresita
Yoon,la nueva, entró un poco asustada,
mirando tímidamente a todos con sus ojos de laurel salvaje.
—¡Adelante!
—dijo la señorita [...].
Entonces,Teresita
Yoon hizo una pequeña reverencia y dijo como quien canta:
—An
nienj.
Y
ahí estalló la primera carcajada. Una sola [...], y después un montón de
carcajadas.
—¿Qué
decís? —chilló Gualberto.
—¿En
qué hablás? —rugió Damián.Y se oyeron los cuchicheos y las risitas de dos
chicas de por ahí cerca [...].
A
Teresita Yoon los bizcochos se le pusieron rosados y las hojas de laurel
salvaje se le llenaron de agua.
La
señorita [...] se dio cuenta de que ya era tiempo de dejar la tiza y de
acercarse a Teresita.
Le
rodeó los hombros con el brazo, miró muy enojada hacia el rincón de las
carcajadas y dijo:
—Teresita
Yoon es coreana y nos saludó como se saludan todos en Corea. Ahora se va a
quedar a vivir acá y va a aprender a saludar como nosotros.
La
señorita sabía mucho de esas cosas porque tenía un novio italiano.
Mientras
la señorita de Ciencias hablaba, Santiago sentía que le pasaban cosas, cosas de
esas que pasan por adentro. Para empezar, no podía dejar de mirar a Teresita,
como si tuviese los ojos pegados a la cara de ella. Y además, sentía que todo
le corría a lo loco por el cuerpo. El corazón le batía como una ametralladora.
Las palmas de las manos se le iban poniendo rojas y calientes. Le zumbaban los
oídos. Le latían los labios. Y le venían las ganas. Ganas de saltar sobre Darío
y sobre Gualberto y sobre damián y sobre las bobas del tercer banco como saltan
los tigres sobre los conejos. Ganas de ser grande, fuerte, feroz y alto, sobre
todo alto. Ganas de tener un gran vozarrón de esos que asustan. Ganas de
obligar a todos, uno por uno, a pedirle perdón a Teresita Yoon con lágrimas y
de rodillas… “¡Qué bárbaro!”, pensarán ustedes, pero Santiago era así: cuando
le venían las ganas era muy exagerado. Cuando le venían las ganas era como si
el cuerpo le quedara chico.
Pero Santiago no saltó como saltan los tigres sobre los conejos, no rugió con vozarrón que asusta y no obligó a nadie a hacer nada. Porque Santiago tenía más ganas que nadie pero también era el más petiso, el primero de la fila desde siempre, y Dario, por ejemplo, le llevaba una cabeza.
Pero, eso sí, miró. Miró como sólo sabía mirar Santiago cuando le venían las ganas. Y se ve que no era una mirada cualquiera porque Teresita levantó sus ojos de laurel salvaje y lo miró a Santiago. Y después le sonrió (y a Santiago se le inundó el cuerpo con una especie de leche tibia) y él también sonrió. Le sonrió a Teresita una sonrisa de veras grande.
Y bueno, ya está, ahí empezó la historia.
Pero Santiago no saltó como saltan los tigres sobre los conejos, no rugió con vozarrón que asusta y no obligó a nadie a hacer nada. Porque Santiago tenía más ganas que nadie pero también era el más petiso, el primero de la fila desde siempre, y Dario, por ejemplo, le llevaba una cabeza.
Pero, eso sí, miró. Miró como sólo sabía mirar Santiago cuando le venían las ganas. Y se ve que no era una mirada cualquiera porque Teresita levantó sus ojos de laurel salvaje y lo miró a Santiago. Y después le sonrió (y a Santiago se le inundó el cuerpo con una especie de leche tibia) y él también sonrió. Le sonrió a Teresita una sonrisa de veras grande.
Y bueno, ya está, ahí empezó la historia.
Graciela
Montes
Buenos
Aires, Colihue, 1997 (fragmento).
2.
Sobre el cuento de Graciela Montes:
A.
¿Qué recursos poéticos usa la autora- Graciela Montes- para referirse al
"amor exagerado" que Santiago siente por Teresita Yoon?
B-
¿Por qué para la narradora el amor de Santiago es exagerado?
C-
¿Por qué Santiago no se anima a enfrentar a sus compañeros?
D-
¿Qué harías en el lugar de Santiago si alguien de tu clase maltrata a alguien
que te gusta?
3.
Sobre los poemas:
A.
¿De qué manera se eleva la figura de la mujer y del hombre amado en estos
poemas?
B
¿Qué diferencias encuentras con otros poemas que escuhas a diario?
C-
En el primer poema, ¿por qué el personaje prefiere ser un gato a atreverse a
ser él mismo?
D-
Observa esta canción del cantautor cordobés Faras y explica las metáforas:
"ustedes
dos, cauces del mismo río"
"dos
mitades de un latido"
"
en las mieles del sol, fundidos"
"enlunados
de amor y tan unidos"
"Ustedes
dos, pareja,
compromiso amando en el sentido del sentido.
Disfrutando el lecho del abismo
de, para siempre, haberse elegido.
Ustedes dos mitades de un latido,
ser incondicionales y asumirlo.
Beber del mismo amor hasta el delirio
y la mitad de cada uno en el martirio.
Ustedes dos cauces del mismo rio en las mieles del sol
y en él fundidos.
Enlunados de amor y tan unidos
por hallar, en el otro, lo distinto..."
compromiso amando en el sentido del sentido.
Disfrutando el lecho del abismo
de, para siempre, haberse elegido.
Ustedes dos mitades de un latido,
ser incondicionales y asumirlo.
Beber del mismo amor hasta el delirio
y la mitad de cada uno en el martirio.
Ustedes dos cauces del mismo rio en las mieles del sol
y en él fundidos.
Enlunados de amor y tan unidos
por hallar, en el otro, lo distinto..."
Si
fuera un gato,
por tu tejado
me alunaría,
enamorado.
por tu tejado
me alunaría,
enamorado.
Y
trenzaría
mimbres de luna
para amarrarme
junto a tu cuna.
mimbres de luna
para amarrarme
junto a tu cuna.
A
tus pies
siempre
ronronearía;
mi golpe de ala,
niñita mía.
siempre
ronronearía;
mi golpe de ala,
niñita mía.
Si
fuera un gato
desenfadado
y no un chiquillo
avergonzado.
desenfadado
y no un chiquillo
avergonzado.
Si
fuera un gato
cascabelero
te maullaría
cuánto te quiero.
cascabelero
te maullaría
cuánto te quiero.
Elsa
Bornemann (Argentina)
Tomado de El libro de los chicos enamorados, 1977.
Tomado de El libro de los chicos enamorados, 1977.
¿Me
haces un favor?
—¿Me
haces un favor?
—¿Qué clase de favor?
—¿Quieres tenerme mis avioncitos durante todo el recreo?
—¿Durante todo el recreo?
—Sí, es que tú eres mi cielo.
—¿Qué clase de favor?
—¿Quieres tenerme mis avioncitos durante todo el recreo?
—¿Durante todo el recreo?
—Sí, es que tú eres mi cielo.
Jairo
Aníbal Niño (Colombia)
Tomado de La alegría de querer, 1986.
Tomado de La alegría de querer, 1986.
Canción
de ella y yo
Ella
dice: agua.
Ella dice: flor
Yo veo la lluvia.
Yo siento el olor.
Ella dice: flor
Yo veo la lluvia.
Yo siento el olor.
Dice
ella: candela.
Dice ella: canción.
Yo escucho la música.
Yo palpo el tizón.
Dice ella: canción.
Yo escucho la música.
Yo palpo el tizón.
Ella
dice: alas.
Ella dice: amor.
Yo vuelo a sus brazos:
A su corazón.
Ella dice: amor.
Yo vuelo a sus brazos:
A su corazón.
David
Chericián (Cuba)
Tomado de Manecitas de hombre fuerte, 1989.
Tomado de Manecitas de hombre fuerte, 1989.
4.
Sobre las cartas de Kafka:
A.
¿De qué manera Franz Kafka explica a Felice que, si bien la ama, no pueden
estar juntos? Extrae algunos ejemplos?
B-
¿Por que Kafka define su estado emocional como ser "un esprector de tu feliz
nombre"?
C-
¿Por qué para Kafka hay en su interior "dos seres que se combaten"?,
compara esta explicación con la biografía de su autor y sus tormentos
personales.
Frank
Kafka: Escritor,
nacido en República Checa, autor de La Metamorfosis, El Proceso y El Castillo.
Conoció
a Felice en 1913, ella vivía en Berlín y él no podía viajar a verla por falta
de dinero, por su trabajo opresivo en el cual no existían casi los feriados y
los francos y, luego, por su enfermedad (la tuberculosis) que le llevó
finalmente la vida. Las cartas a Felice (cientos de ellas) fueron rescatadas
por su amigo Max Brod, quien también salvo del fuego mucho de "sus
papeles", las mejores novelas de todo el siglo XX y hasta de la literatura
universal, según concuerdan muchos críticos literarios.
Todas
estas cartas están marcadas por la fatalidad del destino y los sueños
postergados. Franz deseaba casarse con Felice y estaba esperando un cierto
ahorro de dinero que le permitiera vivir más holgadamente. Kafka era un hombre
muy atormentado, con muchos complejos físicos y psicológicos que le impedían
aventurarse también a una vida con Felice para quien se pensaba demasiado
"pequeño", "casi
diminuto". La relación conflictiva con su padre también quedo plasmada en
la célebre "Carta al Padre" con la que el padre del psicoanálisis,
Freud, ensayó varios conceptos sobre "disformormismo" y
"complejo de inferioridad".
Carta de Franz
Kafka
Fräulein
Felice!
Te pediré un favor que suena completamente loco, y que yo consideraría como tal si fuera quien recibe la carta. Es también el más grande test al que aún la más amable persona puede ser sometida. Bien, el favor es que me escribas una vez por semana, así tu carta llega el domingo, porque no puedo resistir tus cartas diarias, soy incapaz de resistirlas.
Te pediré un favor que suena completamente loco, y que yo consideraría como tal si fuera quien recibe la carta. Es también el más grande test al que aún la más amable persona puede ser sometida. Bien, el favor es que me escribas una vez por semana, así tu carta llega el domingo, porque no puedo resistir tus cartas diarias, soy incapaz de resistirlas.
Por
ejemplo, yo respondo una de tus cartas, luego estoy acostado, aparentemente en
calma, pero mi corazón late a lo largo de mi cuerpo entero y sólo es consciente
de ti.
Yo te pertenezco, realmente no hay otra manera de expresarlo, aunque no es suficientemente adecuada. Por esta importante razón no quiero saber qué estás usando; me confunde mucho y no puedo lidiar con mi vida; y por esto es que no quiero saber que tu me tienes cariño. Si lo hice, ¿cómo pude, tonto de mí, permanecer sentado en mi oficina, o aquí en mi casa, en vez de saltar dentro de un tren con los ojos cerrados y abrirlos solamente cuando esté contigo?
Oh, hay una lamentable, triste razón para no hacerlo. Para ser breve: mi salud es apenas suficiente para seguir solo, pero no es buena para casarme, y dejemos a un lado a la paternidad. Aún cuando leo tus cartas, paso por alto hasta lo que no puede serlo.
¡Si sólo tuviera tu respuesta ahora y cuán horriblemente te atormento, y cómo te obligo, en la quietud de tu cuarto, a leer esta carta, tan desagradable como jamás ha estado en tu escritorio! ¡Honestamente, esto me golpea por momentos y quedo preso como un espectro de tu feliz nombre! Si sólo hubiera despachado carta el sábado, en la cual hubiera implorado que jamás me escribieras de nuevo, y en la cual te hubiera hecho una promesa similar.
Oh Señor, qué me impidió enviar esa carta? Todo estará bien. Pero, ¿hay una solución tranquila ahora? ¿Ayudará si nos escribimos una vez a la semana?
No, si mi sufrimiento puede ser curado por algo semejante, quiere decir que no es serio. Y ya preveo que seré incapaz de soportar aún las cartas dominicales. Y así, para compensar por la oportunidad deesperdiciada el sábado, te demando con la energía que me queda, en el final de esta carta: Si valoramos nuestras vidas, permitámonos abandonar todo.
¿Pienso que debo firmar "tuyo" ? No, nada podría ser más falso. No, yo seré siempre esclavo de mí mismo, eso es lo que soy, y debo tratar de vivir con eso.
Franz
Yo te pertenezco, realmente no hay otra manera de expresarlo, aunque no es suficientemente adecuada. Por esta importante razón no quiero saber qué estás usando; me confunde mucho y no puedo lidiar con mi vida; y por esto es que no quiero saber que tu me tienes cariño. Si lo hice, ¿cómo pude, tonto de mí, permanecer sentado en mi oficina, o aquí en mi casa, en vez de saltar dentro de un tren con los ojos cerrados y abrirlos solamente cuando esté contigo?
Oh, hay una lamentable, triste razón para no hacerlo. Para ser breve: mi salud es apenas suficiente para seguir solo, pero no es buena para casarme, y dejemos a un lado a la paternidad. Aún cuando leo tus cartas, paso por alto hasta lo que no puede serlo.
¡Si sólo tuviera tu respuesta ahora y cuán horriblemente te atormento, y cómo te obligo, en la quietud de tu cuarto, a leer esta carta, tan desagradable como jamás ha estado en tu escritorio! ¡Honestamente, esto me golpea por momentos y quedo preso como un espectro de tu feliz nombre! Si sólo hubiera despachado carta el sábado, en la cual hubiera implorado que jamás me escribieras de nuevo, y en la cual te hubiera hecho una promesa similar.
Oh Señor, qué me impidió enviar esa carta? Todo estará bien. Pero, ¿hay una solución tranquila ahora? ¿Ayudará si nos escribimos una vez a la semana?
No, si mi sufrimiento puede ser curado por algo semejante, quiere decir que no es serio. Y ya preveo que seré incapaz de soportar aún las cartas dominicales. Y así, para compensar por la oportunidad deesperdiciada el sábado, te demando con la energía que me queda, en el final de esta carta: Si valoramos nuestras vidas, permitámonos abandonar todo.
¿Pienso que debo firmar "tuyo" ? No, nada podría ser más falso. No, yo seré siempre esclavo de mí mismo, eso es lo que soy, y debo tratar de vivir con eso.
Franz
Señales de humo
J.
A. R.
En
El otro proceso de Kafka, el libro donde escudriña la compleja relación
entre el escritor y Felice Bauer, Elias Canetti va trazando puentes entre sus
cartas y sus obras e intenta, de esa manera, comprender la envergadura de su
literatura. “El comportamiento de Kafka durante los tres primeros meses de su
intercambio epistolar con Felice fue exactamente lo que él necesitaba”,
escribe. “Él sentía lo que le hacía falta: una seguridad lejana, una fuente de
fuerza que no trastornara su sensibilidad mediante roces demasiado estrechos;
una mujer que estuviera a su disposición sin esperar de él más que palabras,
como una especie de transformador cuyos errores técnicos conocía y dominaba
hasta el punto de que al instante podía corregirlos con ayuda de una carta”.
Para
entender de qué manera Kafka se servía de la escritura para explorar cada vez
más dentro, cada vez más al fondo de sí mismo, y cómo procuraba iluminar los
rincones más oscuros y las anomalías y los ruidos de su interior, valgan unos
cuantos párrafos de algunas de las Cartas a Felice (Nórdica, 2013; traducción
de Pablo Sorozábal):
La
mejor forma de vida
“Con
frecuencia he pensado que la mejor forma de vida para mí consistiría en
encerrarme en lo más hondo de una vasta cueva con una lámpara y todo lo
necesario para escribir. Me traerían la comida y me la dejarían siempre lejos
de donde yo estuviera instalado, detrás de la puerta más exterior de la cueva.
Ir a buscarla, en camisón, a través de todas las bóvedas sería mi único paseo.
Acto seguido regresaría a mi mesa, comería lenta y concienzudamente, y
enseguida me pondría de nuevo a escribir. ¡Lo que sería capaz de escribir
entonces! ¡De qué profundidades lo sacaría! ¡Sin esfuerzo! Pues la
concentración extrema no sabe lo que es el esfuerzo. Lo único es que quizá no
perseverase, y al primer fracaso, tal vez inevitable incluso en tales
condiciones, no podría por menos que hundirme en la más grande de las locuras:
¿qué dices a esto, mi amor? ¡No retrocedas ante el habitante de la cueva!”.
(Carta del 14 al 15 de enero de 1913)
El
estado de confusión
“...¿has
conocido alguna vez la incertidumbre? ¿Has visto cómo se abrían aquí y allá
para ti solamente, descontando a los demás, diversas posibilidades, y que con
ellas surgía una verdadera prohibición de efectuar todo movimiento? ¿Has
desesperado alguna vez de ti misma, simplemente desesperado, sin que entrase en
tu mente, ni del modo más fugaz, pensar en el otro? ¿Desesperado hasta el
extremo de tirarse al suelo y permanecer así más allá de todos los Juicios
Universales? (...) ¿Y qué es lo que te sostiene, la idea del judaísmo o la de
Dios? ¿Sientes --y esto es lo principal-- vínculos ininterrumpidos entre ti y
una altura o profundidad tranquilizadoramente lejana, posiblemente infinita? El
que siente tal cosa no se ve en la necesidad de un lado a otro como un perro
perdido que, mudo, lanza a su alrededor miradas implorantes (...)”. (Carta del
9 al 10 de febrero de 1913)
Cerca
de mí
“Por
eso corro en todas direcciones --no deliberadamente, claro está--, como las
ardillas locas dan vueltas y más vueltas en la jaula, con el solo fin, mi amor,
de retenerte ante mi jaula y saberte cerca de mí, aunque yo no pueda verte.
¿Cuándo te darás cuenta de ello, y una vez que te hayas dado cuenta, cuánto
tiempo permanecerás ahí?”. (Carta del 21 al 22 de febrero de 1913)
El
futuro
“Por
supuesto que no tengo ningún plan, ninguna perspectiva, yo no puedo entrar en
el futuro por mis propios pasos; precipitarme en el futuro, rodar en el futuro,
tropezar y caer en el futuro, eso sí puedo hacerlo, y lo que mejor soy capaz de
hacer es quedarme tumbado”. (Carta del 28 de febrero al 1 de marzo de 1913)
El
sacrificio
“No
me preguntes sin parar si quiero hacerte mía. El leer estas preguntas es algo
que me da una tristeza mortal. Esas son las preguntas que hay en tu carta, pero
en cambio no hay una sola palabra, ni una palabrita sobre ti, ni una palabra
que diga lo que esperas para ti, ni una palabra que hable de lo que
significaría el matrimonio para ti. Todo concuerda, para ti se trata de un
sacrificio, no hay nada más que hablar sobre el particular”. (Carta del 21 de
marzo de 1914)
Los
dos combatientes
“Que
en mi interior hay dos seres que combaten, es cosa que ya sabes. Que el mejor
de ambos combatientes te pertenece, es algo que en estos últimos días he dudado
menos que nunca. Sobre las vicisitudes de la lucha has sido informada a lo
largo de cinco años mediante la palabra y el silencio y mediante sus
entremezcladuras, por lo general para tu tormento. Caso de que me preguntes si
ha habido siempre veracidad, solo te puedo decir que jamás hacia ninguna otra
persona me he abstenido tan enérgicamnte de decir mentiras conscientes, o para
ser aún m´ñas exacto, más enérgicamente, que hacia ti. Disimulos ha habido
algunos, mentiras muy pocas, suponiendo que, de por sí, sea posible eso de que
haya ‘muy pocas’ mentiras. Soy un ser mentiroso, de otra manera no sé conservar
el equilibrio, mi barca es muy frágil”. (Carta del 30 de septiembre al 1 de
octubre de 1917)
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